William, it was really nothing
Ataques de espasmo, conciertos intimistas, años ochenta, voz en nota Re, walkmans, la luz que nunca se apaga, una poesía que gira sobre el amor, Morrissey, ambiguedad, Marr, melancolía. Todo eso y mucho más es The Smiths para mí. Si tuviera que escoger un sombrero para escuchar The Smiths, elegiría un sombrero blanco alto con doblez en la copa por la mitad. Se trataría de un sombrero infame con bordes descosidos y forma muy bien cuidada. Es que The Smiths se transformó en eso en el poco tiempo que llevo escuchando su música. Se convirtieron en un grupo totalmente prolijo y limpio en lo esencialmente simbolista y denso en el disfuerzo de sus guitarras. Hay que oírlos un poco más.
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