Instrucciones para gritar por dentro

Hay cosas que a veces están dichas desde el comienzo: gritar por dentro produce algún grado de liberación relacionado a la soltura de aquellas sustancias en el organismo que, en deliberación con el individuo, no hace más que hacerte inmune a algunos males. Lo dije ayer mientras pensaba en elefantes reales blancos de Tailandia. Primero trataremos de darle rumbo a la respiración con la finalidad que el grito sea silencioso; tanto así que el aire formará una línea perpendicular entre la laringe y el orificio interno de las fosas nasales, para salir al mundo en forma de vapor de agua. Después, armonizaremos el cuerpo como quien maneja una bicicleta estacionaria en pleno pedaleaje de subida. Llevaremos las manos a los lados de la boca, pediremos permiso para gritar y sacaremos ese ruido seco y silencioso a través de la garganta. Emprenderemos un duro batallar para no fomentar ruido alguno, porque un grito a veces suele sacar aquellas emociones que escondemos o, en el peor de los casos, no sabemos que tenemos. Buena suerte.

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