El cuerpo de Giulia-no
Unos días después nos instalamos en una pequeña pensión del barrio. Posabas para una revista de modas entonces, pero no parecías dar la menor importancia a ese trabajo. Lo considerabas indispensable para vivir y nada más. Nunca me dijiste qué cosa realmente hubieras querido hacer, aparte de trabajar para vivir. La única vez que te lo pregunté tu respuesta fue definitiva para mí. Acababas de levantarte y me miraste con distracción, te acercaste a mi mesa de noche, cogiste un cigarrillo y lo encendiste tranquilamente. lanzaste una bocanada de humo y te dirigiste al rincón opuesto de la pieza, en donde teníamos el calentador y algunos víveres para el desayuno.
Escrito por Jorge Eduardo Eielson
Guardado en: Monólogos sin Copyright
Escrito por Jorge Eduardo Eielson
Guardado en: Monólogos sin Copyright
Comentarios