La Densidad del Mal

Uno es conciente que el mundo está conformado por esa masa informe de entes, gaseosos, líquidos y sólidos, que solemos reunir en categorias, universales y generalidades, que conforman nuestro diccionario (e imaginario) y que, además son anulables entre sí, para que cada ser este complementado, o en un decir más pesimista, que hoy lo estoy, se reduzca a la nada. Así la belleza anula la fealdad, el anverso al reverso y el bien se enfrenta al mal.

En general, nuestros días pasan entre una vasta variedad de mezclas de estos conceptos enfrentados, donde las cosas en vez de ser blanco o negro, se presentan de un gris permanente. Pero, en algun lugar o momento, esas cualidades se concentra, como si el mal se buscase a si mismo, se reconociese, y formase una pelota oscura, en una enfermedad, en forma de vilipendio, injuria, injusticia o se personifica con rostro propio y señas.

Claro, esa es una percepción mía, y en la que por comparación, y pasado el estrago que pueda causarme tal malformación, puedo entender el resto de seres como más luminosos, acaso mejores en su propia naturaleza. Pero, también en la medida, que se representa abyecto para mí, para aquel otro, acaso, yo no tendré las mismas características, no concentraré adjetivos y juicios en los que seré vil, malhediciente o pagano (no se cual apelativo, usarán). De ser así, acaso, no seré ese vehículo que "anula"y complementa al otro.

Soy sólo una reacción, a la coacción. No es negro, es sólo otro gris más oscuro.

Tomado de: Una Banca de Parque
Guardado en: Zeta y Otros Postres

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